Notas de ciudad: Malditos autobuses.

sábado, 15 de octubre de 2011

Viernes; El calendario marca Puebla cómo en teoría debería ser cada 15 días. Después de clases, camino a
casa, me detengo unos minutos en la central del Sur (Tasqueña) para comprar mi
ticket de autobús con dirección a la CAPU.
Tal cómo cada segundo viernes,
compré mi boleto con el lugar 28, junto a la ventana. La única diferencia con
los demás viajes, fue el horario, pues al no tener que llegar temprano –puesto que
Necaxa jugaba en sábado- decidí viajar un poco más tarde: 6:36 de la tarde.
De la terminal, subí al metro y
me fui a comer, preparé mi maleta y regresé a la terminal con 15 minutos de
ventaja, entré al mismo anden 16 de toda la vida, subí mi maleta al camión y al
intentar abordar el autobús, me encontré con un hecho bastante curioso cómo
molesto: El chofer me negó la entrada bajo el argumento de que el camión ya
estaba lleno.
Cómo respuesta a mi no muy
educada forma de preguntar, el chofer me explicó que el sistema de la terminal
se había caído y que no se estaban respetando horarios ni lugares, cuestión que
me hizo hervir de coraje, puesto que fui a comprar mi boleto con 3 horas de
antelación, precisamente, para evitar irme en el camión de las 7:10.
Después de hacer que bajaran mi
maleta del autobús que estaba a punto de irse, una señora bastante impresionada
por mi excelente pronunciación en francés, se acercó con el supervisor para
hacerle notar algo que era bastante obvio: El joven de pelo chino y barba con
pinta de vago estaba molesto pues no le respetaron su garantía de viaje.
A su vez, el supervisor le hizo
notar al chofer de las 7:10 que yo estaba (muuuuuuy) molesto y se acerco para
hacerme la pregunta que, a titulo de opinión personal, se me hace la más
estúpida que me hayan realizado jamás: “Joven ¿Qué ya quiere viajar?”.
Nótese que para ese momento en
especifico, el coraje se me había disminuido en una cantidad impresionante e
incluso me encontraba platicando con una señora que sufría lo mismo que yo,
cuándo llegó el chofer con su pregunta inteligente, cuestión que me hizo
encabronarme una vez más: Era lógico que ya quería viajar y quería hacerlo
desde las 6:35 cómo lo indicaba mi boleto y de eso ya habían pasado casi 20
minutos.
No se me va olvidar la cara de
sorpresa que puso el chofer cuándo le conteste que su pregunta era bastante
estúpida y qué por su puesto que ya quería viajar, argumentó que él no tenía la
culpa de lo que ocurría y qué el me llevaría con gusto a Puebla, qué sería el
primero en abordar el siguiente camión, tal como ocurrió después.
En efecto, el no tenía la culpa
de que el sistema se hubiera caído ni tenía la culpa de que el anterior chofer no
hubiera respetado los lugares de los que habíamos comprado boletos con
anticipación, sin embargo, su pregunta me hizo enojar más que el hecho de
perder media hora de mi vida en la terminal de autobuses. Tampoco tuvo la culpa
de haber sido el pobre diablo encargado de acercarse a mí para recibir mis furiosas
quejas (en español, Inglés, francés y búlgaro), sin embargo, sentía la imperiosa
necesidad de hacer lo que mejor sé hacer: Quejarme.
Tal vez exagere mucho, sin
embargo, conseguí saltarme una fila de por lo menos 50 viajeros en espera y fui
el primero en abordar el camión, conseguí el mejor lugar disponible (el 28) y
de todas maneras llegué a las 11 de la noche a la terminal de Puebla, debido a
un accidente de vehicular bastante fuerte. El plan original decía que llegaría
a la Angelópolis alrededor de las 8:30 de la noche, pero otra vez perdí tiempo
de mi vida, esperando mi camión en la terminal del ADO.

De cómo un charco es capaz de crear un caos.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Para faltar a la costumbre, llegué a la CAPU sobre la hora y corriendo con la maleta sobre la espalda y una bolsa de pan en la mano. Fui el último en subir al camión y al ocupar mi lugar pude constatar por la ventana que las siguientes horas serían de tormenta. A decir verdad, era un tema que me preocupaba muy poco pues las dos horas siguientes estaría en un cómodo camión rumbo a la ciudad de México.

El viaje transcurría con normalidad cuando la carretera comenzó a cargarse de más vehículos, pero a decir verdad, nada parecía estar fuera de lugar: tráfico habitual en una ciudad cómo es la de México. Después de una hora de retraso, nos percatamos que algo andaba fuera de lugar, algo habría ocurrido, pero nadie sabía qué.

Después de 2 horas de retraso (4 hrs de viaje) nos comenzaron a desviar de Zaragoza a las pequeñas calles que se encuentran en la lateral de la avenida, misma que se encontraba completamente desierta y moribunda, a excepción del monstruo naranja que pronto se fue a dormir.

Al cabo de media hora y medio kilómetro después, una estampida furiosa de coches comenzó a correr por Zaragoza, sin embargo, a los pocos minutos, los coches comenzaron a moverse en reversa y algunos incluso, en sentido contrario. Desde la ventana del camión no se alcanzaba a ver el motivo por el cual los coches regresaban y nosotros seguíamos sin saber porque no nos movíamos, aunque por la lluvia, todos teníamos ya una ligera idea.

De pronto, la lluvia se detuvo y el caos comenzó a desatarse: Una pasajera furiosa se levantó de su asiento y fue hacia el frente del camión solamente para insultar al chofer por su ‘alta ineficacia’ y solicitó que le abrieran las puertas, pues según ella, caminando llegaría más rápido. El chofer se limitó a responder que él no tenía la culpa del tráfico y después de muchos insultos, accedió a abrir la puerta: No volvimos a saber nada de la histérica mujer y mucho menos de la calma dentro de nuestro vehículo.

Los coches ya no se movían, el motor del camión duró apagado aproximadamente una hora y el chofer incluso había salido de la unidad para platicar con algunos otros compañeros de otros viajes. Muchos pasajeros descendieron también para estirarse y tomar el frío aire, ya de madrugada y buscar sin éxito alguna tienda para comprar comida, cigarros y refresco, de pronto me sentí como un personaje más en ‘La autopista del sur’ de Julio Cortazar.

Un pequeñito rayo de luz de asomó al escuchar muchos motores encenderse y los pasajeros que habían descendido subieron corriendo detrás del chofer y por fin logramos movernos de ahí la ventajosa distancia de dos kilómetros. El chofer bajó una vez más, pero esta vez impidió que los demás pasajeros abandonaran.

Algunos minutos después, el chofer subió, encendió el motor y comenzó a moverse entre los coches con demasiado esfuerzo, gritando por la ventana ‘¡Me la voy a jugar, denme chance, me la voy a jugar!’ Los otros choferes como podían abrían espacio para nuestro transporte y 20 minutos después, llegamos al frente del problema: Un mar auténtico a la mitad de la ciudad.

El conductor detuvo el autobús, pidió que nos sentáramos todos (algo que llevábamos una hora sin hacer) y dijo ‘Ustedes dicen si lo intentamos o no…el riesgo es alto, podemos quedarnos a la mitad’. Después de algunos segundos de pensarlo, tímidos, contestamos que sí, que si no llegábamos, pues ¡Viva México! Y ya ni modo. Una patrulla advirtió al camión por última vez ‘Solo uno ha pasado, dos ya se atoraron’.

Bajamos por nuestras maletas y volvimos a subir al ADO que estaba listo para la aventura de la noche. Las luces interiores se encendieron por completo y los ahora 39 pasajeros nos volcamos sobre la parte frontal del vehículo que arrancaba en con dirección al impresionante charco de aproximadamente 2 metros de altura.

Después de 4 horas y media, volvía a reinar el silencio, presa del nerviosismo. El conductor forzó el autobús, mismo que parecía fracasar por momentos, pues las luces se apagaban y regresaban y el motor tronaba bastante feo: aquellos nervios pronto se convirtieron en miedo.

Después de aproximadamente dos kilómetros (según mis cálculos) el auto logró salir, sin embargo el motor no funcionaba adecuadamente y nos movíamos a 10 kilómetros por hora.

De pronto, el camión se jaló y aceleró a fondo: lo habíamos logrado. Se escucharon algunos aplausos en el camión, aunque predominaron los suspiros… el resto del viaje transcurrió con normalidad, aunque con un ligero olor a alcantarilla. Llegamos a la terminal del Sur (Tasqueña) a las 3:30am aproximadamente, cinco horas después de lo planeado.

Borrego,

dubidubidubi

lunes, 1 de agosto de 2011

Prueba 1

dubidubidubi

Prueba 1

Prueba 1

Prueba 1

Berlioz y la Hormiga bipolar (I)

martes, 21 de junio de 2011

Este cuento fue escrito por dos individuos de singular manera: El individuo A escribía 5 palabras mientras el individuo B escribía otras 5. El resultado es producto de la unión de dos mentes bastante complejas y distintas. Disfrútalo.
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Berlioz era un niño bastante tímido y un día se cayó de las escaleras porque iba corriendo y tropezó con una hormiga que dijo -hola, te ves con prisa Niño -. Y él le contesto -es que tengo que ir a comprar un cigarrito de marihuana - .y la hormiga contesto: -pero es para el otro lado -. Berlioz rio y dijo ¡ohh que pendejo estoy! tienes razón. La hormiga dijo -¿te puedo dar un abrazo? es que me siento algo sola triste porque nadie quiere acompañarme-. Berlioz dijo -mmm está bien - le dio el abrazo y continúo su camino sin mirar a la pobre hormiga llorar. la hormiga se quedo lamentándose porque quería un porrito de fresa con chocolate verde y una botella de whisky irlandés. Berlioz escuchó a la hormiga y regresó para decirle que si lo quería acompañar por el porrito de fresa con chocolate. La hormiga lo vio y le dijo -No gracias - Berlioz le pregunto -¿Porque? Si voy por el mismo camino. La hormiga dijo -pero no me caes nada bien wey-. berlioz dijo pero tú me abrazaste y yo pensé que chance éramos amigos pero ahora veo que eres bien pinche ojete. la hormiga dijo, no es que…

Lulú&Borrego

Continuará.
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Berlioz era un niño bastante tímido y un día se cayó de las escaleras porque iba corriendo y tropezó con una hormiga que dijo -hola, te ves con prisa Niño -. Y él le contesto -es que tengo que ir a comprar un cigarrito de marihuana - .y la hormiga contesto: -pero es para el otro lado -. Berlioz rio y dijo ¡ohh que pendejo estoy! tienes razón. La hormiga dijo -¿te puedo dar un abrazo? es que me siento algo sola triste porque nadie quiere acompañarme-. Berlioz dijo -mmm está bien - le dio el abrazo y continúo su camino sin mirar a la pobre hormiga llorar. la hormiga se quedo lamentándose porque quería un porrito de fresa con chocolate verde y una botella de whisky irlandés. Berlioz escuchó a la hormiga y regresó para decirle que si lo quería acompañar por el porrito de fresa con chocolate. La hormiga lo vio y le dijo -No gracias - Berlioz le pregunto -¿Porque? Si voy por el mismo camino. La hormiga dijo -pero no me caes nada bien wey-. berlioz dijo pero tú me abrazaste y yo pensé que chance éramos amigos pero ahora veo que eres bien pinche ojete. la hormiga dijo, no es que…

Lulú&Borrego

Continuará.

Más allá de la palabra

lunes, 20 de junio de 2011

Amor. Dolor. Resentimiento. Mudanza. Salud. Hogar. DF. Resistencia. Cerveza. Odio. Coraje. Soledad. Pasión. Rojo. Distancia. Color. Necaxa. Calor. Tú. Éxito. Luchar. Sabor. Ska. Blanco. Sueño. Distancia. Alcohol. Temor. Diferencia. Cultura. Portales. Futbol. Contracorriente. Fuerza. Fuego. Letras. Puebla. Sonrisa. Rizos. Melancolía. Nostalgia. Vida. Alegría. México. Tristeza. Paso. Tlalpan. Viajes. Anormal. Necedad. Balón. Desigualdad. Miserable. Muerte. Sangre. Izquierda. Reggae. Niki. Amistad. Calaveras. Mohawk. Victoria. Derrota. Amargura. Mar. Cholula. Quetzalan. Expresión. Tacos. Dramatismo. Slam. Piedras. Volar. Raro. Mayo. Gol. Imaginación. Tonto. Borregos. Tyson Realidad. Rock ‘n’ Roll. UBSM. Valor. Chale. Lluvia. Trompetas. Antisocial. Chido. Original. Infierno. Berlioz. Existencia. Fracaso. Confiable. Inutil. Soledad. Yo.

Ven

sábado, 11 de junio de 2011

Ven, escucha mi corazón al decir tu nombre
Escucha los tambores de guerra y aires de paz
Escucha tus defectos como no tus virtudes
Escucha tu sonrisa, tu mirada y tu sentir

Ven, observa mi corazón al ver tus ojos
Observa los veloces latidos que despide
Observa lo que quieres tu de mi
Observa tu silencio, tu mirar y tu reír

Ven, siente mi corazón al pensar en ti
Siente la fuerza de su tranquilidad
Siente el calor que producen tus labios
Siente tu risa, tu pensar y tu mirar.

Ven, ama a mi corazón como él a ti
Ama lento, con cariño y tu ternura.
Ama con tu corazón, pedazo de gloría.
Ama como solo tú sabes amar.

Ven, vuelve y se feliz entre mis brazos
Ven, crece conmigo y no te vayas más
Ven, quédate conmigo una eternidad
Ven, enséñame a volar y volemos juntos
Ven, ámame como yo te amo a ti.

Borrego,

Antes de morir

lunes, 6 de junio de 2011

Y que me encuentro un video en el famoso cybermundo del Yutubí. Bueno, realmente me lo encontré en el muro de un güey bastante simpático llamado Brando que me copia el estilo y que se siente Spaydermanoalgoasí. Total, me he robado el video porque realmente me parece muy interesante y creativo lo que hace esta niña que no conozco y que en mi vida he visto (No des click aquí para visitar su perfil).



Algún día, juro que me piratearé la idea y crearé uno igual pero no tan chingón.

Saludos Marianita y Brando.

PD. El nuevo sistema de publicado de videos de Yutubí para blogger me la ha pelado una vez más.